Cómo tú

marzo 14, 2019

Hace tantas noches que no llegaba a este lugar, cerca del cielo y del mar, aquí, el lugar donde por primera vez te vi y sentí que quizá, todo lo que la luna me decía por las noches acerca del amor era real, pues siempre escuchaba a los turistas decir que es imposible amar a primera vista, y esa misma noche llegaste indirectamente a mi vida con tus ojos café y tú sonrisa que me recuerda a la calma, y cada noche veo a través del balcón para intentar capturar tu imagen pero no estás.

Llevo días pidiendo al cielo conocer aunque sea tu nombre, coincidir contigo aunque sea en la arena y poder por última vez admirar aquellos ojos que un día se encargaron de robarme el sueño y que ahora es mi pensamiento tan profundo como los mares.

Cómo tú no hay nadie, tan solo al observar tu silueta pasar por mi ventana mi piel se eriza, el corazón late y las olas se revuelcan de la emoción que persiven en mi y en mi mirada y los miles de suspiros esbozados que se pierden en el eco de la soledad que espera tu llegada.

Noche trás noche puedo escuchar a las estrellas diciendo que el mejor momento para salir era cuando la luna resplandecientes cual sábado en la noche, después de una magnífica puesta de sol y una película con palomitas, en las que se habla de amor, de ese que yo siento por ti. Anhelo el momento de tomar tus manos, ver directo tus ojos y decirte lo mucho que me ha dado vida aunque fuese tu recuerdo y el creer que tal vez en algún momento, tú y yo podríamos ser.


Y ahora me encuentro escribiendo estas palabras para intentar sacarte de mi mente, aunque sea un instante pues del corazón jamás, ese te pertenece desde la primera noche, y ahora espero impaciente la noche en que me mires y me regales esa sonrisa y yo el alma. Podría esperar eternidades por ti, por una palabra tuya y así poder atesorar el sonido de tu voz, que impaciente deseo escuchar para guardar el recuerdo por siempre, de aquel que me enamoró con su sola presencia y su sonrisa por las noches.

Podría venir aquí el resto de mi vida para contemplar el punto del cielo y el mar y como se vuelven uno mismo, donde el amor y el recuerdo hacen magia y donde por primera vez me sonreíste al pasar y ahora es una rutina tan real que cambió mi vida, como tú, y tus platicas, como tú y tus besos.

Te escribo desde el recuerdo, desde un sábado por la noche en el que la luna me habla y llora de alegría al amor, a ti y a mí; dónde la luna resplandece yo único que falta son esas películas de amor de las que narran historias como la nuestra.

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