Bajo las Sábanas

marzo 19, 2018

La noche jamás me había parecido tan indiferente, se siente tan extraña, como si quisiera reprochar algo que en otro momento se le juró y no sé si bien recuerdo pero ante ella juré alguna vez y dije que nunca quisiera volver a hablar de amor pues la luna se encargaba noche con noche de consolarme diciendo que el amor estaba afuera y me esperaba porque estaba destinada a encontrar a la persona más maravillosa, de esas que sólo son una en un millón. Y noche con noche dormía a mi lado hablándome sobre los días de mi futuro amado. Y deseaba preguntarle cuando lo conocería pero me conformaba con escuchar sobre él y el café de sus bellos ojos que ella decía que brillaban ante ella, cada que recordaba que había sobre él un cielo con estrellas.



Y me decía que su cabello negro hacía juego con el fuego del mío, y que aún si quisiera no quererlo lo amaría incluso más de lo que amaré a alguien, pues ella y las estrellas veían algo especial para nosotros dos.

Comencé a enamorarme de ti, niño de los ojos café y brillo de estrellas, aún sin conocerte, aún sin sentirte supe que cuando te viera sabría que eres tú, tú quien de tanto la luna me habló pues un brillo y una sonrisa como las que me fueron descritas sólo se encuentran una vez en la vida y ahora cada mañana y cada noche anhelo que sea en esta vida en la cual pueda observarte aún si fuese de lejos , verte por ahí, sonreír, hablar y aunque fuese una sola vez en la vida, ver tu rostro perdido mientras contemplas el color marino de la bella naturaleza, la noche, me refiero.

La luna cada noche lo decía y no lo creía "lo encontrarás pronto, pues el corazón no puede sufrir toda la vida por un amor que no era suyo" y acto seguido me abrazaba y lloraba, pero esta vez no por desamor sino todo lo contrario, lloraba porque te conocía sin conocerte, te amaba y tu no sabías ni de las estrellas y aún con eso yo quería estar a tú lado, poder verte y sonreír a la vida, sin embargo, cada visita de ella, yo lo único que hacía era negar la existencia de ese alguien, de ese "amor" efímero, pues así como había llegado a mi podía irse e irse con alguien más.

Un día ella se cansó de mis llantos o quizá pensó que sería mejor para mi y comenzó a alejarme de ti, si bien antes me hablaba de como te veías  mientras dormías, ahora sólo te mencionaba diciendo "hoy recordó ver al cielo y sonrió" y con ello comenzó a matarme pues quería saber de ti, como dormiste, si habías sonreído, si tu día fue bueno, si pronto te conocería. Quien diría que ella podía ver nuestros destinos y que sabía que tarde o temprano nos encontraríamos.

Pero fue esa noche la que cambió todo al pie de mi ventana, pues comenzabas a andar por ahí y volteaste y todo fue como si nos conociéramos de tiempo atrás. Volteaste la vista al cielo y cambiaste las cosas del destino.

Me sonreíste y me llamaste por mi nombre y ahí todo dentro de mi cambió, todo el amor que alguna vez juraba murió estuvo presente, estaba ahí pues tu estabas ahí y supe que era el momento, tal como me prometieron tiempo atrás, ibas a llegar, ibas a estar en el momento preciso y cuando te viera sabría que eras tú, aquí la única cuestión fue que tú me viste a mi y nos encontramos frente a frente.

Sólo existieron dos opciones en ese momento, irme por el amor o quedarme a acompañar a la luna hasta que una de las dos pereciera por un corazón roto.

Y sin tanto pensar salí del balcón y miré al cielo llorando su perdón pero por primera vez arriesgaría todo lo que tenía por amor pues durante mucho tiempo de solo este momento me hablaron, de esto dependería el cambiar mi vida o mi destino y "valdría la pena"  decía la luna cada noche "aún si pierdes otra cosa muy importante, lo valdrá pues será tu eterna felicidad".

Terminé de descender por aquellas escaleras blancas y estabas ahí de pie, sonriendo y me dijiste que valdría la pena pues tiempo atrás te dijeron sobre mí, me conociste y hoy nos volvemos a encontrar. Y ese abrazo y el posterior beso jamás saldrán de mi memoria, ni la imagen de ti a la luz de la luna, nada me hará olvidarlo, ni me harán cambiar de opinión cuando me pregunten si realmente valió la pena dejar tanto atrás por alguien, jamás me arrepentiré de dejar todo por él, por ti que en algún momento leerás esto.

Y aún si perdí a una gran amiga, si perdí la oportunidad de no volver a sufrir por amor, si perdí incluso mi vida, gané lo más valioso que fue tu amor y para mi eso vale y valdrá más que cualquier cosa en el mundo.

Ahora, esta noche después de todo, la noche se acercó a mi, tú no te das cuentas pues estas dormido en nuestra cama, con esos edredones color vino que cubren del frío de la oscuridad. Ella se ha acercado a mi ventana para sonreír y recordarme una vez más de lo maravillosa que fue mi decisión, no sin antes suplicar que nos amemos como la primavera al sol y que luchemos contra cualquiera, pues un amor que nació como lo hizo el nuestro vale más que cualquier eclipse y que cualquier promesa bajo la lluvia.

Que nos amemos como el primer día porque solo ella sabe cuando será el último.

Diciendo esto se marchó y sé que ahora puedo volver a tu lado, y que puedo ser feliz pues lo tengo todo cada que sonríes por la mañana y cada que la noche nos acompaña en esas madrugadas donde todo se lleva a cabo bajo las sábanas.

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