El insomnio se comienza a convertir en un pan del día, comienza a ser mi compañero, quien escucha todas mis penas, mis incertidumbres, mis pesares, mi triste historia pasada que se vuelve a repetir en manos de otra persona que no es la equivocada pero su manera de hacerme llorar día y noche si. 

Cada noche después de acostarme llega a mi, llega para hacerme ver que una vez más no estoy sola, ella esta conmigo, y viene a recordarme lo infeliz que se debe de ser para poder escribir y hablar del amor de la más y pura manera que jamás en toda la vida encontrarás. Viene a mi, recuerda mi pasado, ríe ante mi rostro cubierto de lágrimas y me afirma que esta vez será completamente igual, y que sufriré como en el pasado no lo hice pues esta vez me enamorare como si fuera la primera y que dolerá más porque ya no puedo estar sin él. Sin cesar pululan estas ideas en mi mente, me carcomen y me hacen llorar incesantemente porque quizá sé que esto puede que sea verdad, empero, yo quiero arriesgarme, quiero sufrir por él como lo estoy haciendo y si he de ser acompañada por todo este sufrimiento noche tras noche, estoy dispuesta, porque lo conocí de esta manera y no lo veo siendo diferente, sin embargo, no sé cuanto tiempo aguantaré, hasta que mi corazón no pueda más y la depresión termine ganando la batalla nuevamente y la noche haya cumplido sus palabras y se pueda retirar tranquila a resguardar a otra alma que sufre por lo que menos habría de sufrir.