26.09.17

Querido Amor:

El día de hoy he querido escribirte.

Sé que he comenzado a perder esta costumbre, pero siento que es algo incomodo tener que estar pensando en ti, cuando tu no lo haces, quizá cada que lees mis cartas haz de pensar que ya llego nuevamente tu agobio más grande, pero créeme que no lo hago con el afán de importunar tu día, al contrario, quisiera que cada vez que leyeras algo escrito por mi te alegraras de pensar que hay alguien allá afuera que te ama a pesar de todos los males que le causas o le causarás.

Querido amor, esta noche comencé a escribirte porque vino a mi un gran recuerdo tras escuchar nuestra canción favorita, recordé el primer momento en el cual estábamos tu y yo acostados en el pavimento escuchando la radio y la nada comenzó esa canción y sonreímos al unisono y dijiste que te encantaba tanto como yo y resulto la más hermosa de las casualidades pues en aquel momento era mi canción preferida, vino a mi mente cada día que escuchábamos esa melodía y podíamos repetir y tararear sin sesar y no existía problema alguno, sin embargo, ahora trajo conmigo grandes tristezas, pues aquella gran y bella canción de amor se convirtió en la canción que no puedo escuchar sin pensar en ti o llorar por tu partida, y si, acordamos que todo estaría bien pero en el fondo sabemos que no es así.

Cariño, esta noche llueve, llueve como nunca antes había llovido y si te asomas por la ventana verás los rastros de la briza de la noche y de las gotas que cayeron suplicantes ante la lluvia, pero no habló de eso, sino que en mi llovió como jamás lo había hecho, esta noche comenzó a ser un tormento desde la primer taza de café, la canción de amor y la lluvia resonando en mi mente, y carcome mi ser como tu mis sentimientos.

Amor mío, sé que estás leyendo esto y quiero que recuerdes que cada noche te escribo, pero que no todo lo que escribo será enviado a ti.