Me encanta venir a recostarme mientras el cielo con su color gris oculta el sol y hace los momentos tristes más perfectos que puedan existir, me hablan y me dicen que si, efectivamente así es la manera en que debería sentirme cada que tú recuerdo pasa por mi mente.

Llevo días pensando en nosotros y en esta relación casi inexistente, en qué quizá insistimos mucho en conservar esta mentira de que nos amamos y que jamás estaremos en los brazos de alguien más. No son pensamientos de un día a otro pero es que todo lo que habíamos construido se ha ido derrumbando poco a poco, ya sabes con la falta de atención e interés.

Parece que hay millones de excusas para evitarnos, para no hablarnos y dejarnos pasar, mentiras, les llamaría de una mejor manera, así como está relación, que se ha ido haciendo una mentira para nosotros y se muestra como una hipócrita realidad a los demás porque vale más el estatus que se puede tener y decir que lo que realmente se siente.

Y conforme van cayendo las gotas de agua en mi cuerpo, empapandome junto con la pijama rosa que traigo está tarde, van cayendo las ganas de seguir con todo esto que alguna vez nos hizo tan felices a los dos, sin embargo, no encuentro palabras para decirte que es momento de partir hacia un lugar lejos, donde ambos podamos extrañarnos y quizá intentarlo de nuevo en un futuro, un futuro lejano donde las cosas marchen bien y ya no duelan.

Quizá la lluvia habla por mi y las nubes las sucumben pero es lo que ambos necesitamos para seguir adelante porque estamos creando un espacio donde las mentiras son nuestra realidad, días donde los te quiero están vacíos y los te amo son mentiras cínicas qué quizá nos harán sentir mejor de momento y después nos arrepentiremos de enganchar más algo que desde hace semanas murió.

Piensa que nuestro tiempo terminó pero nos llevamos los recuerdos más bonitos, con las mejores maneras de alegrarnos la vida y que intentamos durar toda la vida pero que a veces cada vida es un fragmento pequeño de tiempo.