Retrospecciones

marzo 17, 2020

Hace tiempo no me sentía tan viva como la mañana del día de hoy.

A pesar de despertar a las 5:00am como ya es costumbre y mirar el frío cielo nublado color blanco grisáceo, me sentí viva.

Tenía tiempo, años, si mal no recuerdo, cuando comencé a perecer y encerrarme en este cuartito que únicamente veía la luz cada noche cuando la luna estaba en su auge, pero después de ayer la vida ha dado un giro completo para mi.

Pero después de escuchar la apología del pequeño casette que tenía guardado de cuando tenía tan solo 6 años de edad, me he dado cuenta que estaba matando las millones de ilusiones que esa niña con tutú rosa grabó por aquellos años.






Me perdí tanto al ver esa imagen en la pantalla del televisor y con una mano sobre el cristal que la recubre, comencé a sonreír y poco a poco las lágrimas brotaron de mis ojos, inundando mis mejillas y recordando que también se puede llorar de felicidad.

"Cuando quieras llorar, solo acuérdate de todos los días que hemos llorado desde que iniciamos nuestra vida como grandes artistas, acuérdate lo mucho que me duelen los pies y los dedos de las manos por tanto ensayar, y acuérdate lo mucho que nos dolerá dejar escapar todo por lo que siempre hemos soñado, supongo que si me estás viendo es porque ya tenemos la gran vida que hemos soñado siempre o porque quizá estas llorando, esta bien, siempre dijiste que era bueno llorar porque eso te da a entender que no estás mal, estás bien y siempre lo estarás..."

Si pudiera tener a esa pequeña niña de 6 años nuevamente conmigo en estos momentos le diría todo lo orgullosa que estoy de ella porque a pesar de perderse tantas veces por tantos años la fin encontró la luz, la calma y la inspiración para seguir, quisiera que me dieras un abrazo y me repitieras que todo estaría bien como cuando tenía seis.

No hay manera de no sufrir viendo esto.

Pasé mi mano por mis ojos para poder secar lo más posible las lágrimas que caen y me levanté de la alfombra roja que recubre el suelo del cuartito, me senté al borde de la cama y volví a poner ese pequeño casette, pero ahora mientras lo escuchaba me dispuse a buscar bajo la cama. Las pequeñas zapatillas rosas de ballet, las que siempre me gustaron porque desde niña decía que el rosa era el color más perfecto del mundo y que mi vida sería así, ahora mi vida vuelve a cobrar un tono rosita, rosa bebé le decíamos cuando era niña, y me puse las zapatillas para volver a sentir esa vida bajo mis pies.

Comencé a caminar al rededor de la alfombra, di una pequeña vuelta y rápido las lágrimas me invadieron acompañadas de una gran sonrisa y felicidad, he vuelto y entonces me escuché - "acuérdate lo mucho que me duelen los pies por tanto ensayar, y acuérdate lo mucho que nos dolerá dejar escapar todo por lo que siempre hemos soñado..." - me dirigí al piano, me senté como nunca antes, con esa fuerza, esa inspiración y esa magia en mi, estas aquí.

Siempre soñé con algún día poder ser mi propia inspiración, poder estar bailando y tocando por la vida, lo único es que nunca supe que tocaría solo sabía que iba a pasar.

Este piano, de teclas ya algo desgastadas, con una partitura al frente "Nocturno", me había sumergido tanto en la tristeza que el mismo romance lloraba a cada compás, ahora será diferente, ahora aquella pequeña niña esta aquí pero con toda la experiencia de una señorita de quien sabe cuantos años pero que se siente de al menos dieciséis, con el cabello anaranjado bien atado, con sus pequeñas zapatillas rosas y un leotardo blanco, sentada en el banquito color madera del gran piano que tiene por delante y que apenas alcanza a divisar porque las cortinas tapan cuanta posible luz pueda existir en este día.

Y hemos vuelto, hemos encontrado el inicio de lo más sensacional que tuvimos y volvemos a tener...

Y ahora estoy aquí, grabando estás palabras para que en algún momento la pequeña niña de seis años pueda escuchar esto: - "Me haz salvado, mis días eran de penumbra, mis días se resumían a maldecirme por no poder avanzar y sentir que cualquier cosa era mejor que todo esto, había olvidado cuanto habíamos pasado en tiempos anteriores, que llorábamos cada ensayo porque sino salía bien no había otra opción, porque nos cansábamos y nos quedábamos ensayando por horas cada día, porque nos dolían las ocho horas diarias de diversas poses en puntillas, y que nos emocionábamos cuando obteníamos unas zapatillas nuevas, me salvaste porque cada día estaba más convencida de que este camino no era el mío, porque no me sentía inspirada y no recordaba porque lo hacía y ahora que te vi, bella, pequeña y decidida sé que estamos bien, vamos por el mejor camino que podamos pisar, estamos cumpliendo ese gran sueño desde los seis, estamos más vivas que nunca, logrando algo que cada día irá hacía arriba... ¿Ves este piano de atrás? Lo compramos hace tiempo y lo habíamos olvidado porque muchos se reían de que no eras capaz de avanzar como ellos, llegaste a odiar algo que te encantaba cuando estábamos pequeñas porque todos te desanimaban pero tu siempre habías dicho que es más fuerte tu animo, tu alma y tus ganas de brillar que cualquier otra cosa que los demás puedan decir, pequeña niña de seis años, quiero que estés orgullosa de mi porque estamos cumpliendo nuestros sueños y te prometo que así será a partir de este momento." - Entonces apagué la cámara y uní este vídeo con el de hace algunos ayeres y he sentido que vuelvo a nacer.

Volví a tomar todas mis libretas, las ordené, tomé la colección de plumas antiguas y las volví a poner en su frasco y poco a poco el escritorio de los mil cuentos de hadas volvió a tomar forma, la cama recobró los cientos de peluches que antes la adornaban, las cortinas se volvieron a abrir dejando entrar la tenue luz de sol que se ve opacada por el blanco grisáceo de las nubes, las zapatillas de ballet volvieron a su sitio original, a lado de la cama y el piano fue desempolvado....

Desde este momento jamás podré ver la vida de la misma manera, ahora estoy aquí sentada, llorando como nunca por un recuerdo que jamás debí olvidar, escribiendo por primera vez después de muchos años y sintiéndome libre después de haber muerto internamente por tanto tiempo, los lapices vuelven a moldearse a mis manos y mi diario con pasta de figura de piano vuelve sentirse tan bien, tan cómoda porque al fin regresamos a donde nos pertenecemos, al fin regresamos a ser una con todo lo que aquí me rodea que no son únicamente sueños, sino mis sueños cumplidos, al fin las zapatillas vuelven a brillar como en el cuento de la cenicienta, la única diferencia es que aquí el color es rosa porque la vida perfecta es de ese color. Las teclas del piano a pesar de desgastadas vuelven a tener ese color y matiz que encantan a cualquiera al escuchar Chopin por las noches y que me mantienen desvelada por ser mi acompañamiento durante los arduos ensayos de lo que sea interpretado ya sea por mis pies o mis manos.

A partir de hoy aquella niña de seis años a vuelto a sonreír porque después de tanto sus sueños se están cumpliendo y no dejará de encontrarlos hasta que se vuelvan como ella: grandes, fuertes y eternos.

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